El Hierro y La Palma, las jóvenes Islas Canarias!
¡Prepara tus sentidos para un viaje inolvidable por
las Islas Canarias más auténticas y cautivadoras! Acompáñame en esta crónica de
una aventura que te sumergirá en la serenidad de El Hierro y la asombrosa
belleza de La Palma, dos joyas atlánticas donde la naturaleza se exhibe en su
estado más puro.
Datos geológicos clave:
El Hierro: La más joven de las Canarias (1.1
millones de años), surgió de erupciones submarinas. Su relieve abrupto alberga
más de 500 cráteres.
La Palma: Formada por volcanes en escudo, su
cumbre alberga uno de los mejores cielos para astronomía. La erupción del
Tajogaite recordó en 2021 su poder geológico.
El Comienzo de la Aventura: De
Málaga al Corazón Atlántico.
Nuestra expedición hacia las islas afortunadas comenzó
el 17 de junio de 2025 en la soleada Málaga. La casa de mi primo Tini se
convirtió en nuestro estratégico campamento base, un refugio para nuestras
maletas más voluminosas, ya que nuestro periplo canario era solo una parte de
unas vacaciones mucho más extensas. Con el equipaje ligero y el espíritu
aventurero a flor de piel, tomamos un vuelo que nos depositó en el Aeropuerto
Sur de Tenerife. Ya era tarde, el cansancio empezaba a hacer mella, pero la
emoción nos impulsó a recoger nuestro coche de alquiler de CICAR y dirigirnos
sin dilación al Hotel Terrazas del Sur. Un alojamiento sencillo pero perfecto
para reponer fuerzas antes de embarcarnos hacia la primera parada.
El Hierro: La Isla del Meridiano
Cero y la Calma Eterna.
A la mañana siguiente, con el sol tiñendo el horizonte
de Los Cristianos, un ferry nos esperaba para llevarnos a El Hierro. Tras dos
horas y media de navegación, la silueta de la isla más occidental de Canarias
se reveló ante nuestros ojos, un paraíso en miniatura que susurra historias de
volcanes dormidos y paisajes vírgenes.
Un Retrato de El Hierro. La Isla con
Alma.
El Hierro, la "Isla del Meridiano", es la
más pequeña y occidental de las Canarias. Nacida de intensas erupciones
volcánicas hace millones de años, su geología es un testimonio vivo de la
fuerza de la Tierra. Esta isla, declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO,
es un santuario de naturaleza indómita donde los vientos alisios, esos aliados
constantes que llegan del Atlántico, moldean el paisaje y propician la mágica
"lluvia horizontal", un fenómeno que nutre su exuberante vegetación,
incluso bajo el sol más radiante. El clima aquí es deliciosamente templado, con
una brisa constante que acaricia la piel y mantiene el ambiente fresco, ideal
para explorar sus tesoros. La tranquilidad es su mantra; aquí el tiempo parece
detenerse, invitando a la desconexión total.
Días de Descubrimiento en El Hierro.
17 de junio de 2025: Un Bienvenida
Marina y Volcánica.
El primer contacto con El Hierro fue directamente con
sus aguas cristalinas. Nos lanzamos a la aventura del snorkel en el Roque de
Bonanza, un imponente monolito rocoso que emerge del mar, custodiando una vida
marina vibrante. Allí mismo, con el rumor de las olas como banda sonora,
disfrutamos de un merecido picnic.
La tarde nos llevó a explorar la encantadora costa y
los pintorescos pueblos. Paseamos por Tamaduste, una bahía que invita a la
relajación, y nos adentramos en la Villa de Valverde, la capital, con su
arquitectura tradicional y ambiente sereno. La jornada culminó de manera
memorable en Monacal, donde el atardecer nos regaló un baño inolvidable en el Pozo
de las Calcosas. Esta piscina natural, excavada entre coladas de lava
solidificada, es un espectáculo de la naturaleza, un lugar donde el mar se
funde con la roca en un abrazo refrescante. Esa noche, el acogedor abrazo de la
Pensión Casa Trudo nos esperaba, prometiendo dos noches de descanso reparador.
18 de junio de 2025: Cumbres,
Cráteres y Encuentros Inesperados.
Nos levantamos a las 08:15 horas, listos para un nuevo
día de exploración. La mañana, sin embargo, nos deparó un pequeño imprevisto:
Rocío, compañera de vida y de viaje, necesitó una visita al dentista. Pero ni
esto mermó nuestro entusiasmo.
Con la sonrisa restaurada, nos dirigimos al Pico
Malpaso, el punto más elevado de la isla. Desde esta imponente atalaya, el
mundo se extendía bajo nuestros pies en un mosaico de verdes y azules, un
escenario perfecto para hacer volar el dron y capturar la majestuosidad de El
Hierro desde las alturas.
La siguiente parada fue un regalo para los amantes del
senderismo: una revitalizante ruta de 4 kilómetros por el Sendero de La Llanía.
Este sendero serpentea a través de un bosque de laurisilva, una reliquia viva
de la Era Terciaria, donde la humedad de los alisios ha creado un microclima
único.
Las vistas panorámicas nos dejaron sin aliento en el Mirador
de Jinama, un balcón natural sobre el Valle del Golfo, y el Mirador de las
Playas, donde la inmensidad del océano se despliega ante la mirada. Aquí, con
el horizonte infinito como telón de fondo, disfrutamos de la comida y el dron
volvió a surcar los cielos.
La jornada nos llevó hasta La Restinga, el punto más
meridional de toda España. Sentados en la terraza de un bar, disfrutamos de un
café, contemplando la quietud de este puerto pesquero. La fe y la historia se
entrelazaron en el Santuario de Nuestra Señora de Los Reyes, la venerada
Patrona de la isla.
La aventura subterránea nos aguardaba en el Faro de
Orchilla. En sus inmediaciones, exploramos un fascinante tubo lávico. Esta
formación geológica, un túnel natural creado por el flujo de lava, es una
maravilla oculta y gratuita. Armados con nuestras propias linternas, nos
adentramos en sus entrañas, una experiencia ¡realmente increíble! El día
concluyó en el Monumento al Antiguo Meridiano 0, un hito que marca el punto más
occidental de Canarias, y un refrescante baño al atardecer en el Charco Azul,
otra joya natural de El Hierro.
19 de junio de 2025: Despedida entre
Miradores y Tradiciones.
El último día en El Hierro comenzó temprano, a las
08:15 horas. Antes de partir, el dron se elevó una vez más sobre nuestra
acogedora pensión, capturando los últimos recuerdos aéreos de este hogar
temporal.
Entre helechos gigantes y árboles cubiertos de musgo,
descubrimos el fascinante Árbol Garoé. Este árbol sagrado, un antiguo tilo, era
venerado por los bimbaches, los aborígenes de la isla, por su capacidad de
"llorar agua", condensando la humedad de la niebla en sus hojas, un
milagro natural que abastecía de agua a la isla.
Intentamos visitar el Ecomuseo de Guinea, un viaje al
pasado etnográfico de la isla, pero el tiempo apremiaba. Tampoco pudimos
disfrutar de un baño en la Piscina Natural de La Maceta, un lugar encantador
con aguas cristalinas, debido a la inminente salida de nuestro ferry.
Una última vista panorámica desde el Mirador de la
Peña, obra del genio de César Manrique, nos ofreció una despedida espectacular
de los impresionantes acantilados y el Valle del Golfo. Finalmente, nos
embarcamos en el ferry de regreso a Los Cristianos, en Tenerife. Una vez allí,
hicimos una breve escala para enlazar con otro ferry que nos llevaría a nuestra
siguiente isla. En total, durante nuestra estancia en El Hierro, recorrimos 261
kilómetros, kilómetros de pura maravilla y serenidad.
Al llegar a La Palma, el cansancio nos venció, y nos
dirigimos directamente al hotel para descansar, ansiosos por lo que el
"Corazón Verde de Canarias" nos depararía.
La Palma: La Isla Bonita y la
Energía Volcánica.
Un Retrato de La Palma.
La Palma, conocida como "La Isla Bonita", es
un paraíso de contrastes. También de origen volcánico, como El Hierro, su
formación se remonta a millones de años, con una actividad geológica que ha
esculpido su paisaje de manera dramática. La isla emerge majestuosa del
Atlántico, con el impresionante cono volcánico del Tajogaite como recordatorio
reciente de su dinamismo geológico. Los vientos alisios son los artífices de su
verdor, descargando la humedad en las laderas orientales y creando una
exuberante vegetación, mientras que el oeste es más seco y soleado. Su clima es
suave y agradable durante todo el año, lo que la convierte en un destino
perfecto para el senderismo y la observación de estrellas. A diferencia de la
tranquilidad casi solitaria de El Hierro, La Palma ofrece una vibrante mezcla
de naturaleza salvaje y una cultura más accesible, aunque igualmente auténtica.
Días de Inmersión en La Palma.
20 de junio de 2025: De Capitales
Coloridas a Cráteres Impresionantes.
El día comenzó a las 08:15 horas con un desayuno
tranquilo en nuestro alojamiento, abastecidos con provisiones del supermercado.
Nuestra primera exploración a pie nos llevó al corazón de la capital, Santa
Cruz de la Palma. Sus calles empedradas y sus casas con balcones de madera,
adornadas con flores, nos envolvieron en un ambiente colonial encantador.
Con el coche, nos lanzamos a la aventura volcánica del
sur de la isla. El Faro de Fuencaliente y su Poza nos invitaron a un
refrescante baño, un oasis natural en un paisaje dominado por la roca
volcánica. Luego, nos adentramos en el Parque Natural de Cumbre Vieja para
visitar los volcanes de San Antonio y Teneguía. En el Centro de Interpretación
del Volcán de San Antonio, aprendimos sobre la fascinante geología de la isla,
y luego tuvimos la oportunidad de caminar alrededor del cráter, sintiendo la
energía latente de la Tierra bajo nuestros pies.
La tarde nos llevó a la curiosa Plaza de la Glorieta,
un espacio artístico creado con mosaicos de cerámica de colores vibrantes, y
luego a Llanos de Aridane, una de las ciudades más importantes de la isla. Los
antiguos grabados rupestres de los Petroglifos de Los Verdes nos conectaron con
los primeros habitantes de La Palma, mientras que una parada en El Paso nos
permitió saborear el ambiente local. La jornada culminó con una visita
hipnótica al Mirador del Volcán del Tajogaite. Este volcán, protagonista de la
erupción de 2021, es un testimonio crudo y poderoso de la fuerza de la
naturaleza. Contemplar su cráter y las coladas de lava recientes fue una
experiencia sobrecogedora.
Esa noche, el encanto de La Casa Encantada en El Paso
nos acogió. Nuestra habitación era amplia y el ambiente general del lugar
poseía un peculiar "rollo hippie" que la hacía especialmente acogedora.
Aquí pasaríamos dos noches, inmersos en un ambiente relajado y auténtico.
21 de junio de 2025: Gigantes
Volcánicos y Vistas Estelares.
Con el sol mañanero y un buen desayuno, a las 08:15
horas, estábamos listos para un nuevo día de descubrimientos. La Caldera de
Taburiente, una de las mayores calderas volcánicas del mundo, nos esperaba.
Recorrimos una inolvidable ruta circular de 3 kilómetros por La Sierrecita, un
paseo que nos sumergió en la grandeza de este anfiteatro natural, un paisaje ¡verdaderamente
espectacular!
Las vistas desde el Mirador del Jable y nuevamente del
Volcán Tajogaite fueron simplemente impresionantes, con la caldera abriéndose
majestuosa ante nuestros ojos. Un momento de profunda reflexión nos aguardaba
en el Monumento al Infinito, un lugar en el que volé el dron para capturar la
vastedad del entorno.
La joya de la corona del día fue el Roque de Los
Muchachos, la cumbre más alta de La Palma y hogar de uno de los observatorios
astronómicos más importantes del mundo. Dimos un paseo por los alrededores,
disfrutando de las vistas panorámicas que se extendían hasta Tenerife y La
Gomera. Aquí vivimos un encuentro mágico: un cuervo se acercó con curiosidad, y
pude darle de comer directamente de mi mano, un momento de conexión con la
fauna local que quedará grabado para siempre.
Continuamos explorando otros balcones naturales: el Mirador
El Serradero y el Mirador de los Dragos, donde los centenarios dragos canarios
se alzan majestuosos. En el Mirador Astronómico, disfrutamos de un café en el
restaurante, saboreando no solo la bebida sino también la posibilidad de
contemplar uno de los cielos más limpios del planeta. La fe y la tradición nos
llevaron a la Iglesia de Nuestra Señora de Candelaria en Tijarafe, un lugar de
profunda devoción.
La tarde nos deparó un momento de adrenalina y desazón
en el Poris de Candelaria. Este pintoresco caserío incrustado en una cueva
marina es un lugar de ensueño, pero aquí, ¡el dron se estrelló contra una roca!
No lo perdimos, pero sufrió daños graves. No logramos entender qué sucedió;
simplemente dejó de obedecer al radiocontrol y se dirigió a gran velocidad
hacia la roca. Un incidente lamentable en un lugar tan idílico.
Al finalizar el día, hicimos algunas compras en un
supermercado y nos dirigimos a nuestro alojamiento para cenar y recuperar
fuerzas después de tan intenso día.
22 de junio de 2025: Bosques
Encantados y Piscinas Naturales.
El día comenzó a las 08:00 horas con un desayuno en el
hotel. La ruta escénica por la preciosa carretera LP109 nos llevó al Mirador
del Pino, con vistas espectaculares del norte de la isla.
Las ansias de un chapuzón nos llevaron al Charco Azul.
Si bien en El Hierro disfrutamos de la soledad de sus pozas, aquí nos
encontramos con un ambiente más animado, con bastante gente disfrutando de las
cristalinas aguas. Almorzamos en San Andrés, saboreando la deliciosa comida
típica de la isla en un restaurante local.
La tarde fue dedicada a la inmersión en la naturaleza
más exuberante. La Cascada de Los Tilos nos recibió con su magnificencia, una
caída de agua impresionante en medio de un bosque de laurisilva, un lugar que
te transporta a un cuento de hadas. Recorrimos el Sendero Cubo de la Galga, una
ruta de 4 kilómetros y medio que nos sumergió aún más en la magia del bosque.
Finalizamos el día con las vistas desde el Mirador de San Bartolo.
Esa noche nos alojamos en la Pensión La Cubana. La
habitación, si bien era un poco básica, sin ventanas ni televisor y con un aire
antiguo, nos sirvió para el descanso necesario. Cenamos en el salón común del
alojamiento, compartiendo experiencias antes de retirarnos a dormir, sabiendo
que al día siguiente nos esperaba un buen madrugón para el ferry de regreso a
Tenerife.
23 de junio de 2025: Despedida de
las Islas y Regreso a Casa.
El último día de nuestra aventura canaria comenzó a
las 05:15 horas, con el puerto como nuestro destino final. El ferry zarpó a las
07:00 horas, y aprovechamos para desayunar a bordo mientras el sol comenzaba a
teñir el horizonte.
Llegamos a Los Cristianos, Tenerife, a las 10:00
horas. Antes de tomar nuestro vuelo de regreso a la península, aprovechamos
para subir a la cercana Montaña Roja. A pesar del fuerte viento, la ruta fue
agradable, y las vistas desde la cima, con el Atlántico extendiéndose hasta el
infinito, fueron el broche de oro perfecto para nuestro periplo insular.
Después de una parada en un supermercado y un almuerzo en un merendero, nos
dirigimos al aeropuerto.
A las 19:30 horas, nuestro vuelo despegó rumbo a
Málaga. De vuelta en casa de mi primo Tini, el cansancio se mezclaba con la
satisfacción de un viaje increíble. Tras preparar nuestras maletas para la
próxima aventura que nos esperaba, cenamos y nos entregamos al merecido
descanso, con los recuerdos de El Hierro y La Palma grabados a fuego en
nuestras mentes.
Impresiones Finales: Un Viaje que
Toca el Alma.
Mi percepción general de este viaje ha sido
inmejorable. La gente de las islas es increíblemente amable y acogedora,
siempre dispuesta a ofrecer una sonrisa y una palabra amigable. Los precios son
muy razonables, lo que hace de Canarias un destino accesible sin sacrificar la
calidad. Los servicios, aunque básicos, son más que suficientes para el tipo de
turismo que estas islas ofrecen, un turismo que valora la autenticidad y la
cercanía con la naturaleza.
Lo que más valoro de estas islas es la tranquilidad
que emanan. Son un remanso de paz, un refugio donde la naturaleza se muestra
pura y calma, invitando a la desconexión total y a la introspección. El Hierro,
en particular, destaca por su serenidad, siendo mucho más tranquila que La
Palma, lo que la convierte en un destino ideal para quienes buscan una evasión
total del bullicio.
Las Islas Canarias son un tesoro natural, un lugar
donde la fuerza volcánica se ha transformado en paisajes de belleza abrumadora
y donde la amabilidad de sus gentes te hace sentir como en casa. Sin duda, un
viaje que recomiendo a todo aquel que anhele una conexión profunda con la
naturaleza y una dosis de paz y tranquilidad.
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