CEUTA, una Tierra de contrastes

 


    Me gusta escribir, ello me desahoga. Hoy, reflexiono sobre la ciudad donde vivo desde hace algo más de un año…

Ceuta, esa ciudad única enclavada en un lugar privilegiado y mitológico, donde el Estrecho de Gibraltar se estrecha y las puestas de sol tiñen el cielo de tonos hipnóticos. Donde el mismísimo Hércules erigió una de sus dos columnas. Un rincón donde Europa y África se miran, separadas apenas por un puñado de kilómetros de mar. Un lugar donde la Historia y la Geografía se entrelazan. Su belleza es indudable: el Monte Hacho, las murallas centenarias, la Sierra de Bullones, el azul intenso del Mediterráneo… Pero, tras esa postal idílica, late una realidad social que duele.

Basta caminar por sus calles para toparse con la falta de civismo. La basura se acumula en las aceras, playas y otros lugares como si el respeto por lo público fuera un concepto ajeno. El otro día, una niña arrojó descaradamente el papel de su helado al suelo, mientras su madre, indiferente, seguía caminando sin inmutarse. Me pregunto si en su casa actuarían igual, si el límite entre lo privado y lo común se ha difuminado hasta desaparecer.

El tráfico es otro reflejo de esa despreocupación por el prójimo. Coches que frenan en mitad de la calzada, puertas que se abren sin mirar, motos que zigzaguean a velocidades de vértigo, como si las carreteras fueran su pista personal. Y lo peor: cuando alguien reclama, la respuesta suele ser un gesto chulesco, como si el error ajeno justificara la falta de educación propia.

Todo esto me hace reflexionar. ¿Serán estas malas costumbres un reflejo de la influencia del país vecino, donde el caos vial y la permisividad con lo público son más habituales? O quizá sea simplemente un problema local, una dejadez que ha echado raíces con el tiempo. Sea como sea, duele ver cómo un lugar tan bello se ve empañado por la falta de algo tan básico como la educación. Porque, al fin y al cabo, el verdadero encanto de una ciudad no está solo en sus paisajes, sino en la calidad humana de quienes la habitan.



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