Noruega y pinceladas de Francia
Hace unos días regresamos de un viaje inolvidable. Fue una visita al sur de Noruega muy intensa. En apenas 5 días recorrimos 1200 kilómetros.
Comenzamos
con la capital, Oslo, una ciudad encantadora situada a los pies de
un fiordo. Posee cerca de un millón de habitantes (toda Noruega tiene ocho
millones) y está muy integrada con la naturaleza. Un ejemplo de ciudad
sostenible con el medioambiente. Me sorprendió la educación y el civismo de sus
habitantes, así como la eficacia de los transportes públicos y la
informatización a través de Apps de los tickets para los mismos y las entradas
para los museos. Sin duda es una ciudad muy cómoda para el turista, aunque eso
sí, cara, muy cara como todo el país.
Al día siguiente alquilamos un vehículo y, realizando un recorrido circular durante tres días, pudimos visitar los siguientes puntos:
-Iglesia de
madera de Heddal: La iglesia es una
maravilla. Es muy alta y la madera parece quemada, seguramente con el propósito
de hacerla más resistente. Alrededor hay un cementerio muy cuidado,
como en todas las iglesias del país. Si la luz fuera más baja y hubiera niebla
sería el escenario perfecto para una película de terror pero así, incluso con
la lluvia, es un remanso de paz
-Cascadas
Latefossen: Pocas cascadas transcurren
prácticamente a escasos centímetros de una carretera nacional, mojando los
coches a su paso. Todo un espectáculo.
-Preikestolen: La roca del Púlpito, o Preikestolen, se alza a 604
metros sobre el fiordo Lysefjord. La ruta de senderismo que conduce hasta allí
es una de las más famosas de Noruega. La mejor prueba del interés que genera
esta excursión son las más de 300.000 personas que cada año visitan la conocida
formación rocosa.
-Sverd i
fjell: Las Espadas en la Montaña es
un monumento nacional noruego. Refleja un hecho culminante en la historia de
Noruega: la Batalla de Hafrsfjord, que tuvo lugar entre los años 872 y
900.
-Stavanger:
Un pueblecito de verano a orillas del Mar del Norte, repleto de casitas de
madera de diferentes colores y con un ambiente único. La llaman la capital del
petróleo.
-Faro de
Lindesness: Es el punto más al sur de Noruega y el faro más antiguo del
país. Para llegar a él hay que recorrer una sinuosa carretera entre lagos y
pequeños fiordos donde el cielo y el mar parecen mezclarse.
-Kristiansand: Ciudad conocida por ser un popular destino de sol y
playa entre los noruegos. Debido a su situación, la ciudad cuenta con un clima
soleado y caluroso durante los meses de verano, lo que atrae a miles de
visitantes hasta sus playas. La ciudad fue fundada por el rey Cristián IV en
1641.
Recorrimos lugares de ensueño con paisajes de película. Dormimos en cabañas de madera, cruzamos un fiordo en un ferry y ascendimos una de las más míticas montañas del país. ¿Qué más se puede pedir?
A la vuelta en Oslo, tomamos un ferry y visitamos la cercana ciudad de Drobak, un lugar situado en el Fiordo de Oslo. Aquí, cuenta la leyenda, Papa Noel pasa el verano después del duro invierno en Laponia.
Tras cinco días nórdicos, emprendimos el viaje de vuelta a Barcelona. Una vez en España, la aventura no había acabado. Quedaban dos días por el sur de Francia. Allí visitamos Perpigñan, una ciudad fronteriza con un casco antiguo muy interesante entre lo que destaca el Ayuntamiento, uno de los más antiguos de toda Francia; el Castillo de Salses, una enorme fortaleza fronteriza que diseñó el español Francisco Ramiro López; Carcassone y su Cité, la ciudad fortaleza más grande y mejor conservada de Europa; y Narbonne con su gigantesca e impresionante Catedral.
Durante estos dos días nos estuvimos alojando en Carcasonne, junto al Canal de Midi. Durante dos noches dormimos en una cabaña situada en un árbol, en medio de la naturaleza. Fue una experiencia única.
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