Reflexiones de un viajero


     
             A menudo pensamos en viajar y un sentimiento de emociones recorre nuestro cuerpo. Si pensamos en el que viaja a lugares exóticos fuera de la zona de confort podemos concebir que el grado de enriquecimiento personal es aún mayor. Durante el viaje, los sucesos se suceden uno tras otro y vivimos intensamente. Hay algunos en los que cuando uno vuelve a casa, el que lo hace es otro. Otra persona con más sabiduría, más apertura de mente, más aprendizajes, conocimientos y experiencias. Y esto, al fin y al cabo, es lo que nos vamos a llevar al otro barrio cuando emprendamos el último viaje de nuestra vida, el de solo ida.

Últimamente pienso en las diversas profesiones que, como un actor, puede ejercer un viajero de aventuras sin ser consciente de ello.

Puede ser un descubridor, un explorador o un conquistador particular. Un deportista de alto rendimiento cuyo objetivo puede ser la cima del Kilimanjaro, el Himalaya, los Andes o los Alpes, entre otros. Puede ser un piloto sobrevolando con su dron el entorno que transita, disfrutando de otras perspectivas del lugar, o un conductor si maneja un auto como medio de transporte. Un reportero o periodista contando sus vivencias y transmitiéndolas para que otros puedan repetirlas. Escritor si las escribe. Profesor y alumno de la vida. Investigador o detective indagando en las historias y leyendas del lugar que descubre. Etnólogo, catador de cervezas o crítico gastronómico. Fotógrafo y pintor, inmortalizando con una cámara o mediante trazos sobre un lienzo lo que captan sus ojos. Modelo mientras posa para las fotografías o un moderno influencer. Puede ser técnico de imagen y sonido en su posterior edición y montaje de videos. Comerciante, si en su ruta de viaje figura algún país donde el regateo es un arte. Bailarín en sus escapadas nocturnas. Embajador de su tierra. Disfrutador de emociones. Policía de su propia seguridad. Economista y agente de viajes gratuito durante la preparación y organización previa de la aventura. Terapeuta de sus locuras y gestor de sus emociones. Cuidador de sí mismo y, en ocasiones, guía para sus acompañantes. Coleccionista de recuerdos y capitán de su propia ventura. El director de su orquesta. Maestro de nada y aprendiz de todo.


¿Se te ocurre alguna más?


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